En cada número de sus publicaciones, formulará nuestra revista una encuesta relacionada con los puntos de mayor interés y actualidad artísticos. Daremos a conocer, exclusivamente, las opiniones personales que exponen al público, por medio de éstas páginas, diversos artistas y gentes de valer, aún cuando sustenten ideas contrarias a las nuestras. Así el público tendrá ocasión de enterarse sin limitaciones del concepto general -justo o erróneo- acerca de nuestros asuntos del arte.
Dos puntos
I. ¿Qué orientación debe darse a la arquitectura actual en México?
II. ¿Debe trabajar el arquitecto mexicano dentro de relaciones de tradición, o debe unirse al movimiento de arquitectura mundial?
I. La arquitectura en México, después de largos años de completa decadencia, vuelve a surgir. su orientación no puede ser más que una: la de hacer arquitectura mundial.
II. El arquitecto debe trabajar dentro de la tradición, pero no sujetándose estrictamente a ella, o imitándola, sino haciéndola evolucionar, ensanchándola, creando.
La arquitectura seguirá, muy pronto, una misma tendencia en todo el mundo. Los medios de comunicación unificarán los procedimientos de construcción, las necesidades del hombre y las costumbres serán las mismas. El arquitecto en México debe unirse al movimiento arquitectónico mundial
Carlos Obregón Santacilia, arquitecto
Las dos preguntas pueden resumirse en una sola respuesta: el arquitecto mexicano tiene, tradicionalmente, un campo extenso de enseñanza en la arquitectura colonial; pero las necesidades intelectuales y materiales deben obligar al arquitecto a tomar solamente elementos de arquitectura para desarrollarla en un sentido moderno y mundial. Podemos poner por ejemplo a Carlos Obregón Santacilia, quien ha realizado en sus últimos trabajos algo que pudiéramos llamar "neocolonialismo", donde expone su espíritu absolutamente moderno dentro de la tradición.
Roberto Montenegro, pintor
I. La que las necesidades sociales pidan, la que los materiales exijan, la que el razonamiento y una observación sagaz impongan, todo esto a base de talento, hasta el sacrificio, verdad y honradez artística.
II. De sujetarse estrictamente a la tradición, se correría el riesgo de convertir la arquitectura en arqueología. Si nuestros usos, costumbres, clima, materiales y aspiraciones son iguales a los de todo el mundo. si esto no es, procuremos su orientación, introduciendo de verdad todas aquellas modificaciones que permiten su evolución, de acuerdo estricto con los factores que la modifiquen y apropiándola al sistema constructivo empleado, que es el que verdaderamente dará la resultante para un movimiento revolucionario en la arquitectura de nuestra época.
Manuel Ituarte, arquitecto
I. La arquitectura la hacen los propietarios que ordenan las obras y los arquitectos que las realizan. Nuestros propietarios son el gobierno, los particulares que disponen de dinero suficiente y el pueblo. Estos tres factores, esenciales productores de arquitectura, carecen en México de criterio arquitectónico. El gobierno sigue siendo ultranacionalista, en política, en cuestión arquitectónica es completamente indiferente, lo mismo construye sus edificios en estilo Luis XVI o Luis XIV, que en estilo colonial o precolonial.
El público capitalista se inclina cada día más a los tipos americanos, y lo único que le importa es el interés del capital invertido; hay alguno que otro burgués, nouveau riche, que siempre prefiere cualquier estilo europeo consagrado. Nuestro pueblo "se da de santos" si puede construir cuatro paredes primitivas cubiertas con el techo más barato y más resistente. Por lo tanto, orientar nuestra arquitectura, implica, necesariamente, orientar toda nuestra nida nacional, tanto económica como industrial y cultural; no tenemos arquitectura, hay alguno que otro arquitecto con talento, pero nada más.
II. La respuesta es un corolario de la anterior. el movimiento de la arquitectura mundial se efectua en pueblos hechos, organizados económica y culturalmente, nuestro pueblo, nuestra nación están hechos casi pedazos, y así resulta indiferente e inevitable, que tal o cual arquitecto, pretenda seguir el movimiento de arquitectura mundial, o se complazca en moverse dentro de las relaciones de tradición arquitectónica mexicana, nuestras industrias y nuestras capacidades culturales mexicanas, los arquitectos se orientarán forzosa e ineludiblemente en una trayectoria arquitectónica perfectamente caracterizada.
Alfonso Pallares, arquitecto
I. La arquitectura en estos momentos va buscando cada día, en mayor grado, la sencillez y la sobriedad de sus formas, apartándose de la rigidez de las reglas clásicas, sin despreciarlas, y dejando a un lado la inflexible y cruel ley de uniformidad, no existiendo en estos momentos arquitectura nacional propiamente dicha, descartando la arqueología nuestra, que si es vigorosa y rica, la adaptación a nuestro clima y costumbres de las escuelas o movimientos arquitectónicos mundiales, nos traería creaciones y aplicaciones muy convenientes.
II. La tradición de la arquitectura mexicana tiene un carácter especial y fuerte, considerando en su espíritu la idea monumental con una originalidad típica, cuyo esparcimiento y difución sería peligrosa para la estética. el arte arquitectónico mexicano, antiguo, no ha tenido desarrollo, es muy hermoso e interesante en sus ejecuciones originales auténticas y casi siempre cursi en sus adaptaciones moderna, forzadas y raquíticas.
La arquitectura mundial tiene cada día más a la unión íntima de lo hermoso y lo útil, predominando en el momento actual ésto último, quizá en mayor proporción que lo debido.
No soy de opinión de adoptar como regla general la tradición de México, para el desarrollo del arte, preferiría que se mantuviera la dignidad y respeto de nuestras obras maestras arquológicas, sin copiar sus formas y movimientos que traerías de seguro su desprestigio artístico, con la vulgarización innoble.
A. E. Cumming, ingeniero civil
I. Soy de la opinión de que la arquitectura actual de México cediendo a las arrolladoras influencias del progreso e industrialismos modernos, no debe tener más orientación, sin perder sus caracteres de permanencia que hagan época, que la de sentirse enteramente libre, hasta donde tales imposiciones se lo permitan; y dentro siempre de la técnica constructiva y racional economía, debiendo satisfacerse esencialmente al objeto de la obra cualquiera que este fuere, en vista de las costumbres, clima y recursos regionales; caracterizándola, sin apartarse de los cánones de la estética, cuyos frutos son el resultado del genio y la cultura libre y fuera del estrecho criterio y utilitario sectarismo de escuela a que se quiere inútilmente someter.
II. Creo que nuestra arquitectura actual, por razón misma de la época, al tratar de salir de una rutina dogmática y cerrado clasicismo en que se ha querido mantener a nuestros artistas, atraviesa por un periodo de transición anárquico y de un resultado, en lo general, prostituido y sin norma, de mal gusto y sujeta a "la moda", exótica y efímera, abigarrada y con tendencias primitivas y aún infantiles; todo, a mi modo de ver, por falta de una verdadera cultura tolerante y libre, a ese respecto, cediendo así a las primeras impresiones de las innumerables revistas arquitectónicas, extranjeras, que copiamos impúdicamente, como caen, y sin ningún criterio.
Por otra parte, se nota un vivo resurgimiento, muy explicable, por lo demás, de la arquitectura colonial, y que si bien no es genuina y propia, pues actualmente ostenta su origen puro y característico en España, con obras verdaderamente notables, se nos ha educado, al fin, inconscientemente, la vista y nos atrae tratando así de seguir sus líneas; mas como resulta anacrónica y sus nuevos engendros, en lo general débiles y pobres, se imponen actualmente sin perder la ineludible influencia histórica, hacer arquitectura mundial o ecléctica, por decirlo así, mas con cierta preponderancia regional y en armonía con nuestro modo de ser y la orientación predicha al contestar a la pregunta anterior.
Alberto Robles Gil, ingeniero civil
Dos puntos
I. ¿Qué orientación debe darse a la arquitectura actual en México?
II. ¿Debe trabajar el arquitecto mexicano dentro de relaciones de tradición, o debe unirse al movimiento de arquitectura mundial?
I. La arquitectura en México, después de largos años de completa decadencia, vuelve a surgir. su orientación no puede ser más que una: la de hacer arquitectura mundial.
II. El arquitecto debe trabajar dentro de la tradición, pero no sujetándose estrictamente a ella, o imitándola, sino haciéndola evolucionar, ensanchándola, creando.
La arquitectura seguirá, muy pronto, una misma tendencia en todo el mundo. Los medios de comunicación unificarán los procedimientos de construcción, las necesidades del hombre y las costumbres serán las mismas. El arquitecto en México debe unirse al movimiento arquitectónico mundial
Carlos Obregón Santacilia, arquitecto
Las dos preguntas pueden resumirse en una sola respuesta: el arquitecto mexicano tiene, tradicionalmente, un campo extenso de enseñanza en la arquitectura colonial; pero las necesidades intelectuales y materiales deben obligar al arquitecto a tomar solamente elementos de arquitectura para desarrollarla en un sentido moderno y mundial. Podemos poner por ejemplo a Carlos Obregón Santacilia, quien ha realizado en sus últimos trabajos algo que pudiéramos llamar "neocolonialismo", donde expone su espíritu absolutamente moderno dentro de la tradición.
Roberto Montenegro, pintor
I. La que las necesidades sociales pidan, la que los materiales exijan, la que el razonamiento y una observación sagaz impongan, todo esto a base de talento, hasta el sacrificio, verdad y honradez artística.
II. De sujetarse estrictamente a la tradición, se correría el riesgo de convertir la arquitectura en arqueología. Si nuestros usos, costumbres, clima, materiales y aspiraciones son iguales a los de todo el mundo. si esto no es, procuremos su orientación, introduciendo de verdad todas aquellas modificaciones que permiten su evolución, de acuerdo estricto con los factores que la modifiquen y apropiándola al sistema constructivo empleado, que es el que verdaderamente dará la resultante para un movimiento revolucionario en la arquitectura de nuestra época.
Manuel Ituarte, arquitecto
I. La arquitectura la hacen los propietarios que ordenan las obras y los arquitectos que las realizan. Nuestros propietarios son el gobierno, los particulares que disponen de dinero suficiente y el pueblo. Estos tres factores, esenciales productores de arquitectura, carecen en México de criterio arquitectónico. El gobierno sigue siendo ultranacionalista, en política, en cuestión arquitectónica es completamente indiferente, lo mismo construye sus edificios en estilo Luis XVI o Luis XIV, que en estilo colonial o precolonial.
El público capitalista se inclina cada día más a los tipos americanos, y lo único que le importa es el interés del capital invertido; hay alguno que otro burgués, nouveau riche, que siempre prefiere cualquier estilo europeo consagrado. Nuestro pueblo "se da de santos" si puede construir cuatro paredes primitivas cubiertas con el techo más barato y más resistente. Por lo tanto, orientar nuestra arquitectura, implica, necesariamente, orientar toda nuestra nida nacional, tanto económica como industrial y cultural; no tenemos arquitectura, hay alguno que otro arquitecto con talento, pero nada más.
II. La respuesta es un corolario de la anterior. el movimiento de la arquitectura mundial se efectua en pueblos hechos, organizados económica y culturalmente, nuestro pueblo, nuestra nación están hechos casi pedazos, y así resulta indiferente e inevitable, que tal o cual arquitecto, pretenda seguir el movimiento de arquitectura mundial, o se complazca en moverse dentro de las relaciones de tradición arquitectónica mexicana, nuestras industrias y nuestras capacidades culturales mexicanas, los arquitectos se orientarán forzosa e ineludiblemente en una trayectoria arquitectónica perfectamente caracterizada.
Alfonso Pallares, arquitecto
I. La arquitectura en estos momentos va buscando cada día, en mayor grado, la sencillez y la sobriedad de sus formas, apartándose de la rigidez de las reglas clásicas, sin despreciarlas, y dejando a un lado la inflexible y cruel ley de uniformidad, no existiendo en estos momentos arquitectura nacional propiamente dicha, descartando la arqueología nuestra, que si es vigorosa y rica, la adaptación a nuestro clima y costumbres de las escuelas o movimientos arquitectónicos mundiales, nos traería creaciones y aplicaciones muy convenientes.
II. La tradición de la arquitectura mexicana tiene un carácter especial y fuerte, considerando en su espíritu la idea monumental con una originalidad típica, cuyo esparcimiento y difución sería peligrosa para la estética. el arte arquitectónico mexicano, antiguo, no ha tenido desarrollo, es muy hermoso e interesante en sus ejecuciones originales auténticas y casi siempre cursi en sus adaptaciones moderna, forzadas y raquíticas.
La arquitectura mundial tiene cada día más a la unión íntima de lo hermoso y lo útil, predominando en el momento actual ésto último, quizá en mayor proporción que lo debido.
No soy de opinión de adoptar como regla general la tradición de México, para el desarrollo del arte, preferiría que se mantuviera la dignidad y respeto de nuestras obras maestras arquológicas, sin copiar sus formas y movimientos que traerías de seguro su desprestigio artístico, con la vulgarización innoble.
A. E. Cumming, ingeniero civil
I. Soy de la opinión de que la arquitectura actual de México cediendo a las arrolladoras influencias del progreso e industrialismos modernos, no debe tener más orientación, sin perder sus caracteres de permanencia que hagan época, que la de sentirse enteramente libre, hasta donde tales imposiciones se lo permitan; y dentro siempre de la técnica constructiva y racional economía, debiendo satisfacerse esencialmente al objeto de la obra cualquiera que este fuere, en vista de las costumbres, clima y recursos regionales; caracterizándola, sin apartarse de los cánones de la estética, cuyos frutos son el resultado del genio y la cultura libre y fuera del estrecho criterio y utilitario sectarismo de escuela a que se quiere inútilmente someter.
II. Creo que nuestra arquitectura actual, por razón misma de la época, al tratar de salir de una rutina dogmática y cerrado clasicismo en que se ha querido mantener a nuestros artistas, atraviesa por un periodo de transición anárquico y de un resultado, en lo general, prostituido y sin norma, de mal gusto y sujeta a "la moda", exótica y efímera, abigarrada y con tendencias primitivas y aún infantiles; todo, a mi modo de ver, por falta de una verdadera cultura tolerante y libre, a ese respecto, cediendo así a las primeras impresiones de las innumerables revistas arquitectónicas, extranjeras, que copiamos impúdicamente, como caen, y sin ningún criterio.
Por otra parte, se nota un vivo resurgimiento, muy explicable, por lo demás, de la arquitectura colonial, y que si bien no es genuina y propia, pues actualmente ostenta su origen puro y característico en España, con obras verdaderamente notables, se nos ha educado, al fin, inconscientemente, la vista y nos atrae tratando así de seguir sus líneas; mas como resulta anacrónica y sus nuevos engendros, en lo general débiles y pobres, se imponen actualmente sin perder la ineludible influencia histórica, hacer arquitectura mundial o ecléctica, por decirlo así, mas con cierta preponderancia regional y en armonía con nuestro modo de ser y la orientación predicha al contestar a la pregunta anterior.
Alberto Robles Gil, ingeniero civil
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